En el mismo día, periódico y portada (de Perú21), se muestran dos noticias paradójicas pero con un personaje en común: la Universidad de San Martín de Porres (USMP).
Con un excelente tino, el Club Deportivo San Martín, perteneciente a la universidad, separó definitivamente al jugador Mario Leguizamón por soltar una serie de improperios machistas e intolerantes hacia una árbitra luego de un partido de fútbol, dando así, cátedra de defensa al principio de autoridad, y, sobretodo, a la mujer peruana.
Más arriba, en la misma cara del diario, se informa que la USMP (Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología) pretende separar de la institución a una profesora, Esther Vargas, por la simple razón de ser lesbiana, utilizando el mismo rigor intolerante que practicó el jugador de fútbol y por el que se le expulsó del Club 'santo'.
No voy a enchufar el ventilador y 'echar barro' a mi Universidad- no es mi estilo- Sin embargo, tampoco puedo estar ajeno a esta situación, pues soy parte de la Facultad; fui, enbuenahora, alumno de Esther Vargas, y además, fue mi blog -presumiblemente- que hizo que el tema estalle de esta manera, perjudicando a mi ex profesora y excelente periodista.
En la entrevista que me concedió la profesora Vargas, nunca hizo apología de su opción sexual, ni muchos menos fue el tema central de la misma. Tampoco lo hizo en las aulas cuando me enseñó. Solo le hice una pregunta pícara, pero elegante sobre el tema, que tenía que ver con unas declaraciones de un Congresista de la República, quien dijo que los" homosexuales pueden rehabilitarse". Luego, nada más. Ahí murió el tema, sin repreguntas, porque para eso no la había buscado.
El resto de la entrevista la pueden ver en este blog, donde habla de su experiencia en Perú21, como profesora, y, además, leer las 'flores' que le lanza a la San Martín.
No sé si la separación de la profesora se lleve a cabo. Pero el solo intento de ello es imperdonable. Y más aun, cuando es por muestras de intolerancias, que rozan con la discriminación asolapada, por parte de algunas autoridades, o, como le hicieron saber a la profesora, por algunos correos anónimos de papás preocupados porque sus hijos tiene a una profesora homosexual.
Se les pasó la mano, definitivamente. Si le pidieron que se vaya de la 'U' es para evitar escándalos, según narra en su informe. Pero ¡qué peor escándalo que esto!
Aunque después se hayan rectificado, no es suficente. Qué saludable sería leer las disculpas públicas por parte de la Universidad de San Martín de Porres a la profesora y periodista en la misma página Nº15 de Perú21, donde se hizo público el tema, y dar por zanjado este tema de intolerancia y pisoteo a los derechos de igualdad de las personas.
Porque sería catastrófico que una profesora con la experiencia como la de Esther Vargas se vaya de la universidad, y peor aun, por estas actitudes descabelladas. Además, se sentaría un precendete nefasto, cuyo autor intelectual sería la San Martín, tirando por la ventana muchas cosas positivas y encomiables que ha ido construyendo a lo largo.
La discriminación e intolerancia no admiten medias tintas ni medias plumas.
Lógicamente, las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Y desde acá, hago votos- no de castidad- para que todo llegue a buen puerto y no exponer a la Universidad (autoridades, profesores y alumnos) al escarnio público, ni mucho menos, a nuestra profesora y columnista, Esther Vargas, a que la tilden por aspectos de su vida privada.
Roguemos a San Martincito...
Entrevista a Esther Vargas: http://chaujaime.blogspot.com/2008/03/la-gente-necesitaba-que-le-hablen-un.html