miércoles, 20 de mayo de 2009

Santo pecado

El padre Alberto Cutié no soportó más hacerse el desentendido con las diez erecciones- aproximadamente- que tiene el hombre al día, según conspicuas sexólogas. Es demás caer en la vieja discusión si el celibato hay que cumplirlo como mandan los clérigos, o si, más bien, es un invento blandengue católico, que ni el propio Jesucristo lo perdonaría.


El cura Alberto no pecó de ‘calentón’, sino de ingenuo. El carismático sacerdote no soportó el calor y decidió exhibirse a sus anchas en la playa y disfrutar de lo que Dios le puso al hombre a su disposición: sol, arena y mar… y su chica. Porque es su chica, y porque el hecho de que sea sacerdote no le va a quitar las ganas de estar con una mujer.

El padrecito de ojos verdes no dejará de ser buen sacerdote porque se enamora como cualquier residente del planeta Tierra; ni será más pecador porque también le entra al juego de los toqueteos. Contrariamente a la posición de la Iglesia católica, que se rasgan las sotanas, los cientos de seguidores de Cutié han salido al frente a respaldarlo.

Lo que el padre Alberto no quiere perder, además de la fe y el amor de su chica, son los generosos ingresos que le generaban sus presentaciones en la televisión y en la radio. Por ello, el nada santo cobra 8 mil dólares por entrevista. Y un poco más si entra en detalles. En esos detalles que todo el mundo quiere saber morbosamente. Esto sí que es para la excomulgación; ni una buena confesión con diez avemarías lo salvaría de tamaña frivolidad.