miércoles, 30 de enero de 2008

Sufre peruano, sufre


Definitivamente, solo en nuestro país chichero ocurren cosas tan insólitas, con la garantía de Made in Perú.
Ni en China ni en la conchinchina- salvo aquí- Alan García hubiera sido presidente dos veces.
Solo en el Perú Susy Díaz pudo ser congresista de la República, gracias a su inflado poto con el número trece pintarrajeado en la nalga derecha. El mismo camino siguió Tongo. Felizmente no consiguió ni el voto de la pituca mencionada en su canción.
Aquí, en Perú, es donde Nicolás Lúcar tiene la desfachatez de salir bien al bigotito otra vez al aire, después de embarrar injustamente al desaparecido Paniagua.

Apuesto que, en ninguna parte, Laura Cecilia Bozzo Rotondo, o sea, Laura Bozzo, la 'abogada de los pobres', pudo ser ¡DIRECTORA DEL INSTITUTO NACIONAL DE CULTURA!, durante el primer gobierno aprista, en una oficina del interior de la institución.
Y exclusivamente aquí, en nuestro terruño querido, la mismísima Laura puede tener nuevamente otro programa en la 'tele', Laura en Acción, pues, de igual manera, solo aquí es posible que la vean.

La ex amiguísima de Montensinos; ex opositora al gobierno de Fujimori y posteriormente ex compinche del mismo Fujimori; la ex solterona y ex funcionaria del INC- aguántate la risa- está de vuelta por estos lares.
Laura en Acción se emite desde hace algunos días por canal 9, ATV. Sí, por la misma señal que alberga a la 'urraca'; que importa peleas de cachascanistas; que transmite el griterío de Qué tal Rollo; que recicló al impresentable baluarte del periodismo, Nicolás Lúcar, y que, ahora, privilegia a los peruanos de ver sillas y patadas voladoras, trompazos y todo tipo de actuaciones (literalmente, actuaciones) que pongan el son y el ton, además del raiting, bajos los ojos estirados de la Bozzo, otrora abanderada de la cultura de nuestro país, cuya recompensa para sus alborotados panelistas serán un autógrafo con un meloso beso de doña Laura. O si tiene suerte, el popular carrito sanguchero.

Además, Laura Bozzo tendrá que pelear con una Laura Bozzo aún sin cirugías milagrosas, pues Panamericana TV desenpolvó Intimidades, donde, la presentadora estrella luce más 'tía', pero igual de antipática, cizañera y gritona que ahora.

Por eso, si resides en el Perú, estás condenado a ver, por vocación u ocasión, a Laura en acción.

jueves, 24 de enero de 2008

El hito de la concordia


Tuvo que ser Chile para acordarnos con cariño de nuestras autoridades y de la clase política del país, tan venidas a menos.

Desde el discurso prudente pero contundente de Alan García; la conciliación plausible de los congresistas, hasta el tono nada activista ni chauvinista del principal líder de la oposición, Ollanta Humala, hace posilbe que perro, gato y pericote coman del mismo plato sin ningún tipo de aspavientos.


Y es que el problema limítrofe con Chile, que tanta susceptibilidad nos causa, despertó en ellos - como nunca- la razón y el consenso para afrontar con cordura la pelea jurídica en la Corte de la Haya.


Además, según una encuesta, el 99% de los peruanos (entre algunos despistados y no) apoyan la medida adoptada por el Gobierno de llevar el reclamo hasta los tribunales de la Haya... ¡Qué importa no saber el porqué de la disputa!


Sin embargo, es exagerada la pataleta del gobierno de Bachelet, pues, fue Chile quien, en un principio, aceptó llevar el tema hasta estas instancias, ya que, según el país sureño, no tienen nada que discutir sobre aspectos limítrofes con Perú.


El proceso durará unos seis años. El estado peruano deberá continuar con la misma actitud trazada desde el inicio. Asimismo, las relaciones bilaterales con Chile no tienen por qué ser afectadas por la legítima disputa marítima.

Y que la cordura del presidente peruano, la sensatez de los padres de la patria y la mesura de la oposición no sean simplemente flor de un día.

domingo, 13 de enero de 2008

Cómo has cambiado, Alan

Yo estaba de entrada y él de salida. Tenía casi cuatro años cuando, en 1990, terminó su rochoso mandato Alan Gabriel Ludwing García Pérez.

Felizmente, no recuerdo las colas, la terrible recesión, la catastrófica hiperinflación. Ni del dólar MUC, ni de estatizaciones y otras metidas de patas tan fortísimas y contudentes como la recordada patada que le propinó- y por atrás- a un sufrido simpatizante en una marcha aprista.

Sin embargo, los pobrecitos de mis papás y las amas de casa que iban todos los días a comprar leche, azúcar o arroz, se acordaban frustradamente de su Presidente, y con él, de sus hijos, literalmente, habidos y por haber.

Muchos juraron por la Sarita que ni por joder volverían a votar nunca más por Alan García. Y yo tampoco me hubiera imaginado, ni de a vainas, que, después de un huevo de tiempo, estaría de nuevo sentado en la Casa de Pizarro.
Pero, ¡qué importa!, estás en el Perú y aquí todo puede pasar.
Para ser justos, Alan no la está haciendo tan mal. Ya no juega con la 'maquinita', ni estatiza bancos. La hiperinflación de ahora (casi 4%) provoca risa frente al 1000% que se disparó en su calamitoso primer mandato.

Su gobierno ahora firma tratados de libre comercio, organiza cumbres internacionales (¡ya no ya!) y está de tú a tú con los líderes mundiales, cuando antes, no lo querían ver, le hacían la 'ley del hielo' y le cerraron las puertas al Perú por su culpa y su gran culpa.

Todas estas maravilas ocurren en el segundo round de García Pérez. Aunque, hasta ahora, su administración no pueda comprar ni carritos de juguetes para la Policía, por la ineficiencia e ineptitud en el cargo del 'compañero' Alva Castro y por la terquedad del mandamás de mantenerlo en el cargo hasta que el 2011 los separe.

Sin embargo, Alan García ha cambiado. Luce más gordo y guatón; con una papada magistral y con una destreza única para bailar reggaetón. Además de tetón.
Es otro, también, porque su chamullo encantador está mas fino y menos fosforito que antes.
Y no es el mismo, además, porque cuando se fue, se fue con cinco hijos. Ahora, que regresó, lo hizo con uno más - aunque de otro canal- y lo presentó, nada más y nada menos, en Palacio de Gobierno junto con su esposa, la damísima Pilar Nores, cuya cara de palo y de pocos amigos fue tan evidente como su forzosa presencia.

Por último, Alan García no es el mismo, pues cuando se fue a la bella París, el Perú retrocedió a mil por hora. Ahora, mal que bien, y con el carro recién en primera, el Perú avanza, tal como auspicia la publicidad estatal.

martes, 8 de enero de 2008

Lecciones para un dictador

Ni el más agudo pitoniso se imaginaría que después de un poco más de tres quinquenios, aquel profesor de matemáticas de la Agraria, chinito, de sonrisa de oreja a oreja y que apareció de la nada ofreciendo “honradez, tecnología y trabajo”, suficiente para ser presidente del Perú por dos periodos consecutivos (¡y se iba por el tercero!); que usurpó atrozmente al Estado, y que, posteriormente, renunció cobardemente vía fax a su investidura presidencial, esté, hoy por hoy, sentado frente a un impecable tribunal que se encarga de investigarlo y sancionarlo por los excesos y abusos cometidos durante su época de todopoderoso, en donde la dictadura y la corrupción eran indispensables - para él- en sus políticas de Estado.

El ex presidente y ex prófugo de la justicia peruana, Alberto Fujimori Fujimori, tendrá que responder por los siete delitos que pesan en su haber, por los cuales fue extraditado, siendo los más graves y sensibles los referidos a violaciones sistemáticas a los derechos humanos, como secuestros y múltiples crímenes.

Hasta ahora, la defensa de Fujimori consiste en negar lo evidente y decir que no sabía nada ni se enteró de excesos porque - ¡qué lastima!- “no leía la revista Caretas”. Además de gritar furibundamente que es inocente porque sí.

No obstante, hasta el más curtido de los delincuentes merece un debido proceso, con todas las de las leyes, que hasta ahora, la opinión pública local e internacional se encargan de agasajar al Poder Judicial por la forma ejemplar en que se lleva el juicio al ex presidente del Perú.

Además, es una gran oportunidad para muchos. Primero, para el sistema judicial peruano, de salir de esa crisis de credibilidad y transparencia, tan venidas a menos.
Segundo, para todos los peruanos, de reencontrarnos con la fe y volver a creer en un Estado eficiente y a la vez, sancionador.
Y tercero, para aquellos con rasgos de dictadores y déspotas, de refundir sus principios e ideas trasnochadas y arcaicas, bajo la advertencia de que, tarde o temprano, todo tirano cae.