Yo estaba de entrada y él de salida. Tenía casi cuatro años cuando, en 1990, terminó su rochoso mandato Alan Gabriel Ludwing García Pérez.
Felizmente, no recuerdo las colas, la terrible recesión, la catastrófica hiperinflación. Ni del dólar MUC, ni de estatizaciones y otras metidas de patas tan fortísimas y contudentes como la recordada patada que le propinó- y por atrás- a un sufrido simpatizante en una marcha aprista.
Sin embargo, los pobrecitos de mis papás y las amas de casa que iban todos los días a comprar leche, azúcar o arroz, se acordaban frustradamente de su Presidente, y con él, de sus hijos, literalmente, habidos y por haber.
Muchos juraron por la Sarita que ni por joder volverían a votar nunca más por Alan García. Y yo tampoco me hubiera imaginado, ni de a vainas, que, después de un huevo de tiempo, estaría de nuevo sentado en la Casa de Pizarro.
Pero, ¡qué importa!, estás en el Perú y aquí todo puede pasar.
Pero, ¡qué importa!, estás en el Perú y aquí todo puede pasar.
Para ser justos, Alan no la está haciendo tan mal. Ya no juega con la 'maquinita', ni estatiza bancos. La hiperinflación de ahora (casi 4%) provoca risa frente al 1000% que se disparó en su calamitoso primer mandato.
Su gobierno ahora firma tratados de libre comercio, organiza cumbres internacionales (¡ya no ya!) y está de tú a tú con los líderes mundiales, cuando antes, no lo querían ver, le hacían la 'ley del hielo' y le cerraron las puertas al Perú por su culpa y su gran culpa.
Todas estas maravilas ocurren en el segundo round de García Pérez. Aunque, hasta ahora, su administración no pueda comprar ni carritos de juguetes para la Policía, por la ineficiencia e ineptitud en el cargo del 'compañero' Alva Castro y por la terquedad del mandamás de mantenerlo en el cargo hasta que el 2011 los separe.
Sin embargo, Alan García ha cambiado. Luce más gordo y guatón; con una papada magistral y con una destreza única para bailar reggaetón. Además de tetón.
Es otro, también, porque su chamullo encantador está mas fino y menos fosforito que antes.
Y no es el mismo, además, porque cuando se fue, se fue con cinco hijos. Ahora, que regresó, lo hizo con uno más - aunque de otro canal- y lo presentó, nada más y nada menos, en Palacio de Gobierno junto con su esposa, la damísima Pilar Nores, cuya cara de palo y de pocos amigos fue tan evidente como su forzosa presencia.
Por último, Alan García no es el mismo, pues cuando se fue a la bella París, el Perú retrocedió a mil por hora. Ahora, mal que bien, y con el carro recién en primera, el Perú avanza, tal como auspicia la publicidad estatal.
4 comentarios:
la inflacion no es mas del 4% porque luego de fujimori, paniagua y toledo dejaron estable el pais económicamente. además luego que el se fue, el peru no retrocedia sino que avanzaba poco a poco, por mas dictadura, la economia se estabilizo.
muy graioso y original..jajaja hasta ahora me rio. Que con una fina pincelada retrataste de una manera humorisitca y veridica aquel espacio en el tiempo de nuestro querido Perú, que cada año sucede algo muy poco comun...
Bueno pues que le queda, si a la primera la cagué (hablando criollamente), al menos este señor ha tenido que soportar más de una decada, todos los insultos y maleteos por parte de la grán mayoría de peruanos que sobreviviéron a su primer mandato, asi como los veteranos del ejercito nacional que se enfrentaron contra los terrorista. que si sales vivo por lo menos regresas traumado, si no pregúntele
al famoso capitán Carlos (Ollanta Humala).
Asi que a seguir limpiando el nombre y la imagen de la familia señor Alan García Perez. Y esta vez quedar bien con los que confiaron en usted, dandole una segunda oportunidad.
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