Dios perdona el pecado, pero no el escándalo. Los políticos perdonan sus pecados y sus escándalos, pero no los ajenos.
El buen Ántero, Ministro de Defensa, sacó las garras ante las sensuales fotos de la modelo Leysi Suárez, quien posó desnuda con la bandera peruana. El ministro la acusa de mancillar a los símbolos patrios, al país y a nosotros, efímeros patriotas.
Majadera interpretación de la ley. Y antojadizo pedido de Flórez- Aráoz de denunciar penalmente a la bailarina y modelo, acusándola de "vejación a los símblos patrios".
Las fotos no son escandalosas ni mucho menos pornográficas. Tampoco, claro está, es una sesión fotográfica para una estupenda puesta en escena artística o cultural.
Dicen que la política se basa en gestos políticos. ¡ Y qué mejor muestra de falsa peruanidad, en inmejorable fecha, para que muchos salten a la palestra como grandes precursores de lo patrótico y moral.
¿ Escandaloso, no es acaso, que un congresista- llámesele, no sé por qué, Padre de la Patria, tenga empleados fantasmas en sus planillas; o que otro legislador, más fresco todavía, cobre sin ir a trabajar? Ojo, a ellos también les cuelga la bicolor sobre sus hombros.
Ni qué decir de algunos magistrados que utilizan una cinta rojo y blanco para colgar ostentosamente sus medallas, mientras que la justica en el Perú cuelga de un hilo.
¡Tanta alharaca! Con un jalón de orejas de los más puritanos y conservadores. Con un infaltable pronunciamiento de la Iglesia por mostrarse Leysi públicamente casi como Eva, y hasta con una marcha para "lavar la bandera", hubieran sido más que suficientes, para deplorar, por aquellos que piensan que fue un "grave delito" , las destapadas y patrióticas escenas de la bailarina.