Nunca pensé sentir lástima por el 'chino'. O mejor dicho por el 'japonés'. Sentado ahí, frente al Tribunal probo que lo juzga, con los ojos más chinos, asfixiado por el nudo elegantón de su corbata y el calvario que padece debido a los dolores en sus pies hinchados.
Y no es que no me acuerde de todas las barbaridades que pasaron en sus gobiernos. Ni de los atentados contra las libertades personales y contra todo ese rollo recontra conocido y también recontra vulnerado, o sea, el tema de los Derechos Humanos.
Tampoco no vayan a creer que me he olvidado la manera cómo desfalcó al país, económica y moralmente. Asimismo, las maniobras oscuras que utilizó para reelegirse las veces que se le venía en gana, devorando el poder y usurpando las insituticiones del Estado.
Y ahora, el ex presidente hace espíritu de cuerpo; no supo, ni sabe ni sabrá algo. Montesinos fue un error estadístico que se le cruzó en el camino. Las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta - y cuántas otras- fueron por obra y gracia- o desgracia- de un puñado de militares locos que no le hicieron caso y empezaron a disparar y matar a mansalva.
Y los amigos que se codeaban de tú a tú con él; o que recibieron 'favores' durante la estadía en el poder de Alberto Fujimori, no asoman ni las narices por la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes)... ¡ Qué ingratos amigos! ¿ Irán algún día don Genaro Delgado Parker o la 'abogada de los pobres'?, por citar dos ejemplos.
Está más viejo, más canoso, pero con el mismo peinado engomado que lo caracteriza. Solo atina a apuntar, apuntar y aputar... ¡ Sabe Dios qué!
Cogea, bosteza y se duerme. Y quizás su 'Soy inocente' haya sido el último grito de libertad que pueda ensayar.
Cogea, bosteza y se duerme. Y quizás su 'Soy inocente' haya sido el último grito de libertad que pueda ensayar.